lunes, 28 de abril de 2014

Generalidades sobre la gramática en el nivel A

Os dejo un interesante artículo  de Clara Miki Kondo sobre una serie de aspectos fundamentales a tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a la gramática en los niveles iniciales de aprendizaje de una lengua extranjera. No tiene desperdicio.


UNA GRAMÁTICA POR NIVELES

Una gramática pedagógica que atienda a las necesidades del destinatario tiene que ser una gramática por niveles.

La gramática por niveles  debe ser progresiva y  los contenidos  se deben tratar dentro de un proceso evolutivo. En un enfoque progresivo, la mayor parte de los contenidos no se agota en un nivel específico, sino que se va “arrastrando” a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es decir, no solo se realiza una selección de los contenidos para cada nivel, sino que cada contenido se gradúa también por niveles, de tal manera que se produzca un efecto de bola de nieve o de castillo de naipes: sobre una base inicial se va construyendo el contenido gramatical nivel por nivel.

Por lo tanto, muchos contenidos se tratan en todos los niveles. Otros, evidentemente no. Por eso a la hora de abordar un contenido gramatical hay que tener en cuenta cuándo se va a presentar (en qué nivel) y cuándo se agota (en qué nivel). Habrá contenidos que se presenten en el nivel A y terminen en el nivel A (los menos), contenidos que se presenten en el nivel A y se agoten en el nivel B, contenidos que se presenten en el nivel A, continúen en el B y terminen en el nivel C y contenidos que ni siquiera se presenten en el nivel A.

Identificación de las dificultades de la gramática en español

Antes de abordar plenamente el nivel A, detengámonos unos instantes a reflexionar sobre las dificultades que presenta la gramática del español, para posteriormente analizar cuáles de estas dificultades son propias del nivel A. Si pensamos en los grandes fantasmas que persiguen al aprendiente del español nos vienen a la mente contenidos como: el subjuntivo, los tiempos del pasado, el pronombre “se”, ser y estar, las preposiciones (por ejemplo, el contraste entre por y para)…

La cuestión es por qué son tan problemáticos estos contenidos, si es que realmente lo son, pues a veces somos nosotros los que hacemos un problema de lo que no lo es.

No siempre podemos llegar a entender por qué el no nativo tiene tantas dificultades en aprender un contenido gramatical que en apariencia a nosotros nos resulta sumamente sencillo. Recordemos lo que ya sabemos: la adquisición no depende solo del grado de dificultad, digamos que cada contenido tiene su momento. Sería estupendo que la Teoría de la Adquisición nos ofreciera más datos fidedignos al respecto para poder hacer una programación perfecta y acorde con cómo y cuándo se adquiere cada cosa, pero desafortunadamente hoy por hoy sabemos poco y debemos guiarnos por nuestras intuiciones como hablantes nativos, nuestro conocimiento de la lengua y, si la tenemos, nuestra experiencia docente. No nos debe llevar a la frustración que un aspecto debidamente tratado y practicado, sobre el que hemos vuelto veinte veces o más no acabe de “calar hondo” en nuestros alumnos. No es que ellos sean unos incapaces o unos holgazanes y tampoco es que nosotros seamos unos fracasados, a veces, simplemente, sucede que la mente de nuestros destinatarios no está preparada para adquirir ese aspecto y, a lo mejor pasará tiempo hasta que lo adquiera. Por mucho que repitamos una y otra vez los pronombres personales átonos del español, les veremos cometer errores hasta en el nivel C, y es normal. Esto no quiere decir que abandonemos, sino todo lo contrario, cuanto más input y más retroalimentación, más fácil será que se encienda esa chispa que lleve a la adquisición.

Ahora bien, nuestra experiencia y/o la de otros que nos preceden nos muestran que hay contenido que a priori presentan grandes dificultades y en muchos casos podemos dilucidar por qué.

Retomemos lo que ya hemos aprendido acerca de las dos vertientes de todo contenido gramatical: su forma y su uso. Pensemos en dónde radica la dificultad: ¿se debe a cuestiones formales o se debe a cuestiones de uso? ¿O quizá tanto la forma como el uso sean un problema? 

Criterios para seleccionar y secuenciar contenidos

Ya hemos visto que saber identificar dónde radica la dificultad de un contenido gramatical tiene muchas aplicaciones pedagógicas, entre ellas, ayuda a seleccionar y secuenciar los contenidos. El criterio de la dificultad siempre se ha tenido en cuenta a la hora de establecer una selección y un orden en la presentación de los contenidos: sobre aquello que es más sencillo vamos construyendo estructuras más complejas.

Ahora bien, el criterio de la dificultad no es el único ni necesariamente el prioritario. Existen otros igualmente importantes:

1. Frecuencia de uso

Consiste en seleccionar los contenidos que se usan con más frecuencia en la comunicación, no aquellos que son más sencillos.

2. Rentabilidad

Conviene no confundirlo con el anterior. Consiste en seleccionar y secuenciar los contenidos de acuerdo con lo rentables que sean en el uso. Es decir, si un contenido de gramatical es complejo pero me sirve para muchas funciones y por lo tanto es muy rentable, lo trataré primero que un contenido más sencillo y que no sea tan polivalente.

3. Necesidad del hablante

Naturalmente, lo ideal es hermanar todos los criterios, puesto que todos son útiles y válidos. Sin embargo, no olvidemos que estamos en un enfoque comunicativo, por lo tanto, por encima de cualquier criterio, el que preside todo es el criterio de las necesidades del hablante. Hay que privilegiar aquellos contenidos que mejor satisfagan las necesidades comunicativas del hablante. Es por ello por lo que generalmente comenzamos las clases con formas de saludos, despedidas y presentaciones, ya que suelen ser las primeras necesidades comunicativas de los alumnos. 


¿Cómo suplir la ausencia de contenidos en el nivel A?
Pero si ya tienen que empezar a comunicarse con los recursos que se les da y el nivel A tiene muchos menos contenidos gramaticales que el resto de los niveles. ¿Cómo se puede suplir esa carencia y hacer que lleguen a comunicarse? Lo primero que hay que entender es que en este nivel, la gramática está, pero muchas no de forma explícita, sino que se enseña de forma implícita. Tengamos en cuenta que la mayor parte de las funciones comunicativas son universales (no todas, porque algunas dependen de cuestiones culturales): en todas las lenguas nos saludamos, en todas expresamos nuestros sentimientos, nuestros gustos, y contamos lo que estamos haciendo, lo que hemos hecho, lo que vamos a hacer… Lo interesante es que se pueden lograr grandes objetivos con “pequeños” recursos.
Sí que les tenemos que ofrecer recursos útiles, veraces y rentables (recordar las características de una gramática pedagógica). El problema que a veces se plantea es cómo transmitir una regla, cómo explicar una regla y que entiendan la explicación. Por supuesto que se pueden dar reglas sencillas y claras, pero no olvidemos que tienen que ser auténticas.

Un riesgo de este nivel es crear reglas “ad hoc”, sumamente simplificadas, que luego se contradicen con la regla más amplia que vamos a proporcionar después. Hay una idea bastante generalizada de que todo vale para este nivel mientras produzcan lo que queremos que produzcan. Esto es sumamente peligroso, puesto que en su interlengua van a crear una regla que luego, aunque queramos, difícilmente podremos desmontar. Si ello no es posible o se convierte en algo excesivamente complicado, no demos la regla, enseñemos la gramática “léxicamente”. Enseñar la gramática de forma léxica, supone prescindir de una explicación gramatical y hacer que aprendan los contenidos prácticamente como aprenden las entradas léxicas o el vocabulario.



 Bases para el análisis y el tratamiento de la gramática en el nivel A, curso de formación de profesores del Instituto Cervantes.

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