En entradas anteriores hemos propuesto una nueva definición del término comunicación y hemos analizado el proceso desde el punto de vista de los elementos que en él intervienen, prestando especial atención a aquellos factores de índole extralingüística. En el módulo 2 Las funciones comunicativas, partiendo de esa perspectiva de análisis de la lengua desde su uso, vamos a hacer una aproximación sobre la importancia del enfoque metodológico. De la pragmática emerge la noción de función comunicativa. Ésta se nutre de la teoría de los actos de habla de Austin, cuya idea central podría resumirse en que “decir equivale a hacer”, que al hablar ejecutamos acciones concretas en el mundo real (prohibir, insultar, elogiar, etc.) El modo en el que los hablantes expresan sus intenciones unido al contexto en el que se produce y se interpreta el enunciado, concede a éste una fuerza característica. La función sería esa intención comunicativa determinada que el hablante es capaz de dar a través de la lengua al emitir un enunciado. En palabras de Alcaraz Varó y Martínez Linares “En el aprendizaje de lenguas extranjeras, el término función comunicativa se emplea para aludir a los usos y fines del lenguaje dentro de la comunicación humana, recogidos en forma de repertorios, con el fin de elaborar programas didácticos comunicativos”. Este enfoque va a irrumpir en la década de los setenta bajo el nombre de nociofuncional y en relación con los proyectos del Consejo de Europa para la difusión de lenguas extranjeras. Tradicionalmente, el aprendizaje de una L2, se había orientado de modo diverso, esencialmente, como destaca Matte Bonn, en aprender palabras y las reglas para formar con ellas oraciones. Aunque sus métodos fueron evolucionando atendiendo a diferentes aspectos pedagógicos, los contenidos cambiaron poco, siguieron basándose en el supuesto de que las unidades de aprendizaje se definían con criterios gramaticales. Para la pragmática, los criterios gramaticales quedan supeditados a las necesidades de comunicación del hablante. La gramática se concibe como un medio y no un fin en sí misma, ya que su perfecto conocimiento tampoco garantiza un correcto uso.
De este modo, podríamos resumir que los enfoques comunicativos no consideran al entramado de reglas gramaticales como el principal criterio en torno al cual organizar el aprendizaje de una lengua extranjera, sino a las situaciones de habla y los elementos que de ella se derivan, y que analizaremos en la próxima entrada.
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