lunes, 13 de mayo de 2019

Federico García Lorca y su Romancero gitano



La obra de Federico García Lorca está influenciada por los movimientos de vanguardia, que integra dentro de la tradición literaria española.  De esta última hereda las formas y la temática de la lírica popular (Romancero y cancionero popular) y de la lírica culta (Luis de Góngora y Juan Ramón Jiménez).

Romancero Gitano fue una de las obras más representativas del momento. Publicada en 1928, se incluye dentro del Neopopularismo, una corriente que trata de recuperar la lírica tradicional manteniendo las distancias con el frío hermetismo vanguardista y alejándose del universalismo modernista.

El autor destaca de Romancero gitano la personalidad de su obra y la unidad del conjunto. Resalta el gitano como lo más puro, elevado y representativo del mundo andaluz.
La obra se compone de 18 romances de extensión variable, unidos por el estilo y el hilo conductor temático. 

El romance se caracteriza por el predominio de versos octosílabos y la rima asonante en los versos pares. Fusiona elementos dramáticos (diálogos), narrativos (acción, ambientación) y líricos (expresión de sentimientos). El romance en Lorca se caracteriza además por fusionar elementos de la poesía culta (técnica y recursos expresivos) con rasgos propios de la poesía popular (temas, tonos, ritmo, oralidad, etc.).

Los principales temas son: 

·Violencia y muerte: las creencias del mundo gitano provocan tensiones y derramamiento de sangre que conducen a la muerte.

·Amor: ligado a la frustración y a la muerte, destaca el componente erótico carnal.

·El gitano: símbolo de lo andaluz, de la marginación social, de los impulsos, lo irracional y de la libertad. Representa también lo trágico, el hombre que lucha contra la represión, contra un entorno hostil, y que sucumbe a un destino trágico. El gitano representa el conflicto entre primitivismo y civilización, el conflicto entre razón e instinto.

Entre los recursos estilísticos más utilizados encontramos:

· Símbolos: realidades premonitorias y con sentido maléfico, relacionado con las creencias populares. Símbolos recurrentes son la cal, los metales y, sobre todo, la luna (metales y cuchillos representan la muerte; el caballo, a la pasión; el viento, al erotismo; la luna simboliza la muerte y el misterio).

· Metáforas: obra rica en imágenes sugestivas, influencia del surrealismo y de Góngora.

· Personificaciones: dan vida a lo inerte, humaniza animales, le permiten pasar de lo concreto del mundo gitano a lo universal.




El Romance de la Pena Negra

El autor personifica la pena que caracteriza al pueblo gitano en una figura femeniza en este romance, Soledad Montoya. Lorca dota al sentimiento de vida para hacerlo más cercano al receptor. Dirá el propio autor: “la pena de Soledad Montoya es la raíz del pueblo andaluz, (…) es un ansia sin objeto, es un amor agudo a nada, con una seguridad de que la muerte está respirando detrás de la puerta”
En este romance Lorca recurre a un esquema teatral: breve descripción espacio temporal (momento del día y paisaje) y aparición de elementos dramáticos como el diálogo.

Al amanecer, Soledad baja por el monte. Una voz le pregunta qué está buscando, ella le responde que su propio destino, su felicidad. La voz parece conocerla y vaticina que sus deseos acabarán por destruirla. Soledad se lamenta por esa pena que la condena en vida. La voz le desea paz y hace extensible la pena de Soledad todo el mundo gitano.


Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad, ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar,
que la pena negra, brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache carne y ropa.
¡Ay, mis camisas de hilo!
¡Ay, mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.



 Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!