viernes, 28 de febrero de 2020

Comentario de Sonatina, de Rubén Darío


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

Comentario 


 


Poema de Rubén Darío incluido en Prosas profanas,  obra cumbre del modernismo, se opone radicalmente a la literatura de carácter realista. En esta composición se concentran todos los rasgos estilísticos que caracterizan el modernismo y esta etapa de la obra de Darío: lenguaje culto, presencia de elementos sensoriales, el ritmo y  la musicalidad del poema, la abundancia de recursos estilísticos, la presencia de elementos fantásticos y exóticos, el escapismo, etc. 


Está dividido en sextetos, es decir, estrofas compuestas por conjuntos de seis versos alejandrinos (de 14 sílabas) divididos cada uno de ellos en dos hemistiquios. La rima es consonante y se repite el esquema AABCCB.


En el poema se presenta una descripción poética de la tristeza de una princesa que se encuentra encerrada en un palacio lujoso, ausente, esperando o imaginando el amor, que aparece representado como una forma de evasión. En la parte final del poema se incluyen elementos dramáticos: la princesa es consolada por su hada madrina que le anuncia la llegada de un príncipe de tierras lejanas. Los principales temas que aparecen en esta composición junto a la tristeza y melancolía de la princesa son el amor, la libertad, la esperanza y la evasión de la realidad. El gusto por lo exótico y la preferencia por los ambientes refinados y aristocráticos, se presentan en este poema a través de la exuberancia de un léxico preciosista y sensorial:


-flores (dalias, lirios, nelumbos, jazmines, rosas, etc.) ;
-materiales nobles (argento, oro, marfil, diamantes, mármol, perlas, etc.) ;
-gamas cromáticas (azul, rojo, dorado, negro, rosa, escarlata, etc.) ;
-cultismos (argentina, crisálida, etc.) ;
-elementos exóticos (Golconda, China, Ormuz, carroza, pavos reales) y
-fantásticos y mitológicos (hadas, caballo alado, dragones, etc.)


Entre los numerosos recursos expresivos desplegados en el poema (metáforas, epítetos, personificaciones, paralelismo, anáforas, polisíndeton, asíndeton, hipérbole, sinestesia, etc.) destacan aquellos que ayudan a lograr la extraordinaria musicalidad del poema (aliteraciones, palabras esdrújulas, etc.).


En conclusión, en este poema Darío alcanza la perfección formal disponiendo de una amplia gama de recursos expresivos junto al uso de una métrica de gran elaboración y un léxico selecto, para recrear un mundo de fantasía y ensueño típico de los cuentos infantiles.
 

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