“De los sos ojos tan fuertemientre llorando / tornava la cabeça e estávalos catando”. El Cantar de Mío Cid, cumbre de la épica medieval, una de las obras literarias más antiguas escritas en castellano, no empezaba originalmente con esos versos. Pero con ellos comienza el único testimonio directo, más o menos cercano a la fecha de escritura, que ha llegado hasta nosotros: un códice del siglo XIV de 74 páginas de pergamino (le faltan cuatro del original, entre ellas, la primera), conservado en la Biblioteca Nacional. El documento va a ser expuesto por primera vez al público a partir del 5 de junio dentro de la exposición Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal.
Se trata de una joya bibliográfica (memoria de los orígenes de la literatura en español, pero también de la historia de la filología) tan delicada, que solo estará expuesta en la sede de la biblioteca en Madrid durante los primeros 15 días de la muestra. Después se sustituirá por un facsímil hasta su conclusión el 22 de septiembre, aunque la institución analiza la posibilidad de sacarla también el último día. La directora de la institución, Ana Santos, explica que los informes técnicos realizados concluyen que "no hay problema para su exposición manteniendo los mismos valores de conservación que tiene en la cámara acorazada donde se guarda", para lo que "se ha encargado una vitrina especial, completamente hermética", en la que se mostrará el documento solo por las hojas que estén en buen estado.
Porque el pergamino es grueso, muy fuerte, probablemente de piel de cabra, pero ha sido castigado no solo por los años, sino por una serie de avatares (incluidos cambios de manos, reescrituras, anotaciones y aplicación de químicos para facilitar la lectura de algunos pasajes) que convirtieron su existencia casi en una novela de aventuras, hasta que fue donado en diciembre de 1960 a la Biblioteca Nacional por la Fundación Juan March.
Las primeras noticias sobre el códice, fruto de una copia hecha en el siglo XIV de un original anterior (ese famoso firmado en 1207 por Per Abat), lo sitúan a finales del XVI en el archivo del concejo de Vivar (Burgos), el pueblo del que tomó su nombre Rodrigo Díaz, el protagonista histórico de las hazañas que cantaban los juglares y que en algún momento entre finales del siglo XII y principios del XIII alguien fijó por escrito, explica el profesor de la Universidad de Zaragoza Alberto Montaner, uno de los principales especialistas en el poema.
En dicho municipio burgalés permaneció el documento unos dos siglos, en el archivo y luego en el convento de las monjas de Santa Clara, de donde lo sacó en torno a 1775 un oficial de la Secretaría de Estado llamado Eugenio Llaguno Amírola. La idea era que el filólogo e historiador Tomás Antonio Sánchez lo tomara de base para una edición del cantar y, una vez lista, devolverlo. Pero esto último no ocurrió y los descendientes de Llaguno se lo acabaron vendiendo décadas más tarde al bibliófilo Pascual de Gayangos, que a su vez lo vendió en torno a 1858 al primer marqués de Pidal.
Ya desde el principio, al menos desde el siglo XVI, la tinta en algunos puntos era tan tenue que quienes trabajaron sobre él lo repasaban para verlo más claro o le aplicaban ácidos que ennegrecían la tinta para hacerla más legible, pero luego dejaban una gran mancha. Así lo hizo en 1596 Juan Ruiz de Ulibarri mientras copiaba íntegramente el texto. El uso de productos químicos llegó hasta el siglo XX. El propio Menéndez Pidal admitió haber empleado sulfhidrato amónico y, en tres ocasiones, prusiato amarillo de potasa y ácido clorhídrico.
Sin embargo, las tecnologías actuales permiten leer prácticamente todos los pasajes originales, asegura Montaner. El estado del códice es, en general, “bastante bueno”, indica. Lleva más de 58 años en una cámara de seguridad de la Biblioteca Nacional en condiciones adecuadas desde que lo entregó la Fundación Juan March en un acto en diciembre de 1960.
Ana Santos, explica que han elegido este momento para mostrarlo como parte del homenaje a Ramón Menéndez Pidal. "Conocemos el excepcional valor universal de este manuscrito y su significado para la cultura española, por eso queremos que todos puedan también conocerlo. También sabemos que, como ejemplar único, la Biblioteca Nacional tiene una enorme responsabilidad en su custodia y conservación, por eso vamos a extremar las condiciones para garantizar que no sufra el menor daño", explica.
Redacción de Elpais.es
Comprensión
1. ¿De qué evento se informa en el presente artículo y dònde se celebra? ¿En qué radica su singularidad o importancia?
2. ¿De qué forma será expuesto el manuscrito al público? ¿Durante cuánto tiempo estará presente en la exposición?
3. ¿De qué material está hecho el manuscrito? ¿En qué estado se conserva?
4. ¿Qué daños ha sufrido el manuscrito hasta la actualidad?
5. ¿Cuándo y cómo ha llegado el manuscrito a la Biblioteca Nacional? ¿En qué lugar de ella se custodia?
6. ¿Quién es Alberto Montaner? ¿En qué periodo estima la fecha de composición del poema de Mio Cid?
7. ¿Qué doble relación guarda el pueblo de Vivar con el manuscrito del Cantar de Mio Cid?
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