sábado, 11 de marzo de 2017

Explotación texto periodístico. Modelo 7



El latín, ¿lengua oficial de la UE?
El éxito editorial de un profesor italiano demuestra que el idioma fundacional de la cultura europea goza de buena salud y podría resucitar como argumento identitario para un continente en horas bajas
Una de las escenas más pintorescas de Il sorpasso (Dino Risi, 1962) concierne al pasaje en que unos sacerdotes alemanes detienen el Alfa Romeo descapotable donde viajan Vittorio Gassman y Jean-Louis Trintignant. Se les ha averiado su coche, han pinchado, necesitan un gato, pero no saben cómo explicárselo a sus interlocutores. Y es entonces cuando uno de los curas decide hacerlo en latín: “Elevator nobis necesse est”. Trintignant, que es francés, explica la problemática a su amigo italiano, pero no puede satisfacer la emergencia de los religiosos. Y les responde inequívocamente: “Non habemus gato, desolatus”.
La escena es ilustrativa de la raigambre del latín en la cultura occidental. De su vigencia como argumento de comunicación. Y hasta de su valor identitario en el conjunto del continente, más aún ahora que las presiones de Trump y de Putin han estimulado una suerte de reacción y de orgullo. El inglés predomina sobre las demás lenguas y es la más extendida en los planes escolares. El problema es que identifica también un perjuicio, el sabotaje del Brexit. Y podría subvertirse, hasta el extremo de convertir el latín en el idioma hegemónico de la Unión Europea.
La idea, la provocación, proviene de un profesor italiano, Nicola Gardini, y de la popularidad que ha adquirido en su propio país un ensayo, concebido, en realidad, sin las menores ambiciones comerciales. Las ha conseguido como si la sociedad estuviera reclamando un ejercicio de autoestima hacia una lengua que está demasiado viva para considerarla muerta. La actual ley española de educación la ha rehabilitado como asignatura troncal del bachillerato, pero el latín también representa un vehículo de comunicación extraordinario en el ámbito del derecho, la medicina, la filosofía, la liturgia religiosa, el ejército, la ingeniería, la arquitectura y el lenguaje cotidiano. Decimos motu proprio, quid pro quo, de facto, ergo, ex profeso o in extremis, quizá no demasiado conscientes de que estamos evocando un hito fundacional de la cultura europea cuyo aliento todavía relaciona sobre el asfalto a un cura alemán con un latin lover italiano.
Es el contexto en el que ha resultado providencial la publicación de Viva il latino, storie e bellezza di una lingua inutile, título que no requiere de traducción al español, precisamente por la raíz común del idioma. Y porque España fue uno de los territorios más fértiles de la romanización, y también más dotados en la exportación de talentos al imperio. No ya por las figuras de Adriano o Trajano en la nómina de los emperadores, sino por la envergadura de filósofos y escritores que contribuyeron a enriquecer el latín. Nicola Gardini destaca a Séneca. Y se congratula de la felicidad que nos ha proporcionado el maestro estoico. Tanto en la forma cristalina de su literatura como en los matices conceptuales. Vivir el presente —aunque el carpe diem es de Horacio—, eludir la superstición de la esperanza, disfrutar lo que tenemos mucho más que frustrarnos por aquello que nos falta. “El latín de Séneca”, escribe Gardini, “es el reflejo directo de su lucidez y de su propensión a la síntesis, va derecho al fondo de las cuestiones, sin complicaciones, sin alzar la voz. Un latín espontáneo. Un latín de quien medita y de quien transforma las ideas en reglas de vida”.
Reresar al latín, a juicio de Gardini, no sería una regresión ni una extravagancia anacrónica, sino un recurso de Europa para reconocerse en su identidad y en el idioma que la ha estructurado en su idiosincrasia civilizadora. Escribir y hablar en latín nos haría buenos, como Cicerón. Y obscenos, como Catulo. Y conmovedores, como Virgilio. Y profundos, como Lucrecio, aunque este monumento de la lengua latina nunca se hubiera engendrado sin la evangelización de Catón y de Plauto. Sujetaron ellos las columnas del idioma, predispusieron el primer hálito de un prodigio que ha sobrevivido mucho más allá de su tiempo y de su espacio.
 “Hay que estudiar latín”, concluye Gardini, “no sólo para disfrutar, sino además para educar el espíritu, para darle a las palabras toda la fuerza transformadora que se aloja en ellas”. Y para entenderse con un cura alemán que está tirado con el coche en la carretera. Y decirle: “Desolatus”.

ACTIVIDADES

1. Ejercicios de comprensión del texto

a) ¿Quién es Nicola Gardini?
b) Según Gardini ¿Qué significaría para Europa regresar al latín?
c) ¿Por qué no hace falta traducir al español el título del libro?
d) ¿Qué motivos expone el autor para estudiar el latín?

2. Ordena las siguientes frases:

las / predomina /  lenguas / inglés / sobre / El / demás
_________________________________________________________________
los / territorios / de / romanización / uno / la / de / más / España / fértiles / fue
_________________________________________________________________

3. Traduce las siguientes frases a tu idioma:

Disfrutar de lo que tenemos mucho más que frustrarnos por aquello que nos falta.
_________________________________________________________________
Hay que estudiar latín.
_________________________________________________________________


4. Relaciona cada autor latino con un adjetivo:

Séneca  ____________________
Cicerón  ____________________
Catulo  ____________________
Virgilio  ____________________
Lucrecio  ____________________

5. Une cada palabra con su sinónimo:

Perjuicio                     Norma
Asignatura                  Sacerdote
Cura                           Disciplina
Popularidad                Daño
Regla                          Fama


6. Descubre la palabra oculta y tradúcela:     
            
REACETRAR  (sust.) ______________________                  
NIREUCEREQ (inf.)  _____________________                    

7. Consulta con tus compañeros y averigua el significado de las siguientes locuciones latinas: 

QUID PRO QUO
MOTU PROPIO 
 
8. Une cada palabra con su definición:

Averiar           Evitar algo con habilidad. Esquivar una dificultad.
Eludir             Estropear, dañar, o deteriorar algo.
Destacar         Sostener algo para que no se caiga o se mueva.
Sujetar           Sobresalir, resaltar. Poner de relieve una cualidad.

9. ¿Qué opinas de la implantación del latín como lengua oficial de la Unión Europea? ¿Crees que es posible? Reflexiona sobre las ventajas y los inconvenientes de esta medida y expresa si estás de acuerdo o no con la propuesta.

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