La obra está formada por 40 composiciones de carácter elegíaco en la que se lamenta la inestabilidad de los bienes de la fortuna, la fugacidad de las vidas humanas
y el poder igualatorio de la muerte. Para Manrique, la virtud personal es lo único que desafía
al tiempo y al destino. Tras una reflexión filosófica con la esperanza de una
vida futura, hace el elogio fúnebre de su padre.
Estilísticamente no hay innovación formal en Manrique; tampoco
aparecen cultismos ni neologismos, lo cual explica que todavía hoy sea muy
legible. Tampoco es innovador desde el punto de vista de la métrica. El
acentuado individualismo en la poesía de Manrique está más cercano al
prerrenacimiento que a la Edad Media. Sus Coplas son típicas de un período de
tránsito entre el fin del mundo medieval y el comienzo del renacentista.
Jorge Manrique nos ofrece en sus Coplas una serena meditación
impregnada de un sentimiento hondo y sincero, no exento de melancolía, del paso
del tiempo, la caducidad de todas las glorias y bienes mundanos, la
inestabilidad de la fortuna y la fuerza igualitaria de la muerte que no respeta
poderes ni riquezas. Pero al mismo tiempo se exalta los bienes que resisten el
paso del tiempo, la inestabilidad de la fortuna y el poder destructor de la
muerte. Son las virtudes que nos abren las puertas de la eternidad, conquistada
con el ejercicio de una vida cristiana ejemplar. Así el hombre puede desafiar
al tiempo como lo hizo su padre don Rodrigo Manrique.
El poema está formado por 40 coplas de pie quebrado, estrofa que puede
ofrecer variadas combinaciones. Las Coplas están compuestas en la doble
sextilla octosílaba, cuyos versos se reparten en dos semiestrofas iguales con
terminación quebrada en cada una de ellas y con tres rimas consonantes
correlativas, abc : abc. Son por tanto estrofas de doce versos, teniendo en
cada sextilla el 1º, 2º, 4º y 5º octosílabos, y los versos 3º y 6º
tetrasílabos. Su fórmula métrica es por tanto: 8a 8b 4c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d
8e 4f: Adquirió su mayor difusión con
Jorge Manrique, por lo que ha pasado a denominarse "copla
manriqueña". Los versos de pie quebrado producen, por su brevedad, un
efecto acústico de eco y otorgan al conjunto musicalidad y armonía.
Si bien existen diversos intentos para dividir temáticamente las
coplas, la más frecuente es la DIVISIÓN TRIPARTITA (recordemos que el 3 es un
nº clave para la numerología medieval). La más repetida es la que propuso Pedro
Salinas: de lo más general a lo más particular:
1) COPLA I-XIII: es la parte más filosófica. Se inicia el poema con
unas consideraciones de tipo general en torno a la fugacidad de la vida terrenal y la inestabilidad de las cosas
mundanas.
2) COPLA XIV-XXIV: ejemplificación de los puntos anteriores. Alude a
otro tipo de vida menos efímera: la vida
de la fama y la ilustra con un lúcido y solemne desfile procesional de
muertos ilustres perfectamente jerarquizado: a la cabeza el rey don Juan y
detrás toda la corte de grandes señores.
3) COPLA XXV-XL: Introduce el tercer tipo de vida, la que triunfa
sobre las otras dos: la vida eterna,
ejemplificada en Don Rodrigo Manrique. Aquí se produce la individualización del
tema del poema: la muerte. Finaliza pues, con el elogio particular de don
Rodrigo (esta parte se inscribe dentro de la tradición literaria del panegírico
de héroes y soberanos) y el diálogo que mantiene con la muerte, tras el cual
viene la aceptación, la oración final y el paso definitivo.
Técnicas y estilo
Manrique renuncia al clasicismo de moda en su momento. Otros poetas
como Mena y Santillana pretendían imitar a los grandes autores latinos, pero
partiendo de la doctrina medieval que exaltaba la dificultad y el artificio. Manrique
rechaza esa lengua poética y el verso de arte mayor y se decanta por el
octosílabo, un verso más corto y más libre, al que la tradición había asignado
un tono mucho menos elevado. En este sentido elige un estilo que los
predicadores denominaban sermo humilis (discurso humilde), claro y accesible.
También desecha los numerosísimos cultismos léxicos de los que habían
abusado sus antecesores. Sólo admite los que ya habían arraigado en castellano
como ficciones, senectud o juventud.
Por otro lado, no recurre a la sintaxis latina y apuesta por el orden
natural, sólo introduce leves hipérbatos por necesidades de la rima. No abusa
de las figuras de repetición que pudieran hacer el texto más oscuro y, por el
contrario, usa a menudo construcciones orales de origen popular.
Las Coplas presentan una perfecta coordinación y coherencia que
comienza desde el principio con las expresiones exhortativas que por un lado
responden a una actitud propia del sermón para advertir a alguien sobre algo y
por otro lado sirven para implicar al lector.
Hay una continuidad en imágenes
y metáforas como la imagen de la vida como río y la muerte como mar. Estas se
continúan en metáforas: partir = nacer, andar = vivir, llegar = morir.
Hay paralelismos y antítesis a través de los cuales se va
desenvolviendo el razonamiento: vida / muerte, placer / dolor, presente /
pasado, cielo / suelo, corporal / angelical,...
En cuanto al estilo, es sobrio, sereno, sin estridencias. La estrofa
puede estar en función de este propósito de contención, de equilibrio y a la
vez de sonoridad.
mucho texto
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Tambièn se pueden mejorar la redacciòn y las preguntas.
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