La narrativa es desde hace unas décadas el género literario más
prestigioso de la literatura hispanoamericana, gozando buena parte de sus
autores de reconocimiento universal. Ello ha supuesto un proceso de maduración,
cuyos hitos más relevantes repasaremos brevemente.
Antes del boom podemos
distinguir dos tendencias, por un lado encontramos la novela modernista, en la
que se sitúan una serie de relatos que representan la incorporación de la
estética modernista al ámbito de la prosa. Encontramos así un tipo de novela
artística, de ambientación exótica, artística o cosmopolita, caracterizada por
lo atildado de su estilo y el lenguaje poético. Pero la gran parte de las
novelas hispanoamericana estará dominada por el Regionalismo, una proyección
del realismo europeo orientado a reflejar la variada y espectacular realidad
americana. Entre las manifestaciones más representativas del Regionalismo están
las novelas de la tierra (enfrentamiento del hombre contra la naturaleza
hostil), las de la revolución mexicana y aquellas que tratan de la realidad
indígena.
Ya en los años 30 algunos novelistas comenzaron a adoptar procedimientos de las vanguardias europeas y norteamericana, dando lugar a una impresionante renovación, tanto en temas como en técnicas narrativas.
El boom de la novela hispanoamericana
Con la palabra boom nos
referimos a la rápida popularización de una serie de autores y títulos
latinoamericanos durante los años 60 por los ambientes culturales de todo el
mundo. El boom disfrutó de importantes apoyos comerciales, es un éxito
editorial de primera magnitud, que se basó en la coincidencia en un corto
espacio de tiempo de una sucesión de novelas deslumbrantes: El astillero (1961), de Onetti; La ciudad y los perros (1962), de Vargas
Llosa; La mujer de Artemio Cruz
(1962), de Carlos fuentes; Rayuela
(1963), de Cortázar; El siglo de las
luces (1962), de Alejo Carpentier; y Tres
tristes tigres (1967), de Cabrera infante. Y, sobre todo, el éxito sin
precedentes de Cien años de Soledad (1967),
de Gabriel García Márquez – la novela más popular en lengua española después
del Quijote- que fijó la atención de la crítica y el público internacionales en
este grupo de escritores.
El resultado principal de esta renovación fue la presencia de
nuevas fórmulas para reflejar la realidad del continente americano. De entre
todas destaca el Realismo Mágico,
también llamado real maravilloso, es para muchos la mejor manera de representar
el abigarrado mundo iberoamericano. Consiste en dotar de dimensiones
maravillosas, irreales y exageradas de la realidad cotidiana, de manera que los
personajes y el lector pasan de lo real a lo mágico sin apenas darse cuenta.
Dijo García Márquez sobre Cien años de
soledad: “Mi problema más importante
era destruir
la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que
parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no
existía. Pero necesitaba un tono inocente, que por su prestigio volviera
verosímiles las cosas que menos lo parecían, y que lo hiciera sin perturbar la
unidad del relato. También el lenguaje era una dificultad de fondo, pues la
verdad no parece verdad simplemente porque lo sea, sino por la forma en que se
diga”
(…) Apenas
habían empezado, cuando Amaranta advirtió que Remedios, la bella, estaba
transparentada por una palidez intensa. - ¿Te sientes mal? -le preguntó.
Remedios, la bella, que tenía agarrada la sábana por el otro extremo, hizo una
sonrisa de lástima.- Al contrario -dijo-, nunca me he sentido mejor. Acabó de
decirlo, cuando Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las
sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un
temblor misterioso en los encajes de sus pollerinas y trató de agarrarse de la
sábana para no caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a
elevarse. Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo serenidad para
identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó las sábanas a
merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano,
entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que
abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y
pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y
se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían
alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria…”
La superstición y las creencias que conforman el imaginario
colectivo latinoamericano se manifiestan en la realidad cotidiana como parte
integrante de ella, como en el fragmento que acabamos de leer en el que los
personajes presencian la muerte y ascensión al cielo de una de las
protagonistas del relato.
Entre los temas más presentes
podemos encontrar la crisis existencial del individuo, la contemplación
de un mundo caótico o absurdo, la figura del dictador, la creación narrativa,
los mitos y la historia de Latinoamérica.
Responde:
1. ¿Qué significó Cien años de
soledad para la literatura hispanoamericana? ¿A qué corriente literaria pertenece y en qué consiste dicha corriente?
2. ¿Qué líneas temáticas sigue la
narrativa hispanoamericana?
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