Se
caracteriza por:
·Represión
de los diferentes gobiernos del ímpetu revolucionario.
·Cambio del
modelo productivo y ascenso de la burguesía como clase social dominante.
Después de
la primera guerra carlista, la vida política estuvo caracterizada por el conservadurismo de los gobiernos hasta
la revolución de 1968, que tuvo como consecuencia directa la caída de la reina
Isabel II. Inició entonces un período de gran inestabilidad y agitación
política con gobiernos de poca duración (reinado de Amadeo I y I República) que
concluiría en 1875 con el restablecimiento de la monarquía borbónica en la
figura de Alfonso XII e inaugurando un periodo conocido con el nombre de la Restauración,
caracterizado por una cierta estabilidad y calma política basada, por una parte, en la
alianza entre burguesía y la aristocracia y, por otra, en la alternancia pacífica en el
poder entre los principales partidos.
Tendencias en la literatura
Aunque existen
diferentes tendencias, a veces contradictorias, en la segunda mitad del siglo
XIX se impone el Realismo y se caracteriza por un extraordinario desarrollo del
género narrativo.
El intimismo
y el subjetivismo de la literatura romántica dan paso a un deseo de mayor
objetividad. El tema principal ya no es la personalidad del autor sino la
realidad externa descrita en modo impersonal.
Lo actual, circundante
y cotidiano se impone al gusto romántico por lo exótico y el pasado. Lo
pintoresco, irreal y fantástico es relevado por lo común y anecdótico para
dotar al relato de verosimilitud.
Se produce así un giro hacia una temática más cercana, coherente con los gustos y la mentalidad de la
nueva sociedad. La novela realista, como testimonio de su época, va a reflejar también
los intereses y las preocupaciones económicas, ideológicas y políticas del
momento.
Técnicas de observación y estilo
El escritor
realista no concibe el arte como expresión libre de una inspiración personal.
El novelista
intenta reproducir en un modo objetivo la realidad con la máxima exactitud.
Para ello observa directa, concienzuda y meticulosamente esa realidad o se
documenta con rigor científico.
El
irrealismo y el efectismo románticos son sustituidos por una mayor naturalidad,
precisión y sobriedad. Se observa en la novela realista una tendencia a
subordinar la forma al contenido.
El positivismo de Comte, que proponía el análisis de los hechos reales verificados por la experiencia, será el sustento teórico de esta corriente literaria que encontrará en Francia a sus grandes maestros (Balzac, Stendhal, etc.) pero que tendrá un fuerte arraigo en la literatura española especialmente en el último cuarto de siglo XIX con autores de la talla de Pérez Galdós o Leopoldo Alas “Clarín”.
El positivismo de Comte, que proponía el análisis de los hechos reales verificados por la experiencia, será el sustento teórico de esta corriente literaria que encontrará en Francia a sus grandes maestros (Balzac, Stendhal, etc.) pero que tendrá un fuerte arraigo en la literatura española especialmente en el último cuarto de siglo XIX con autores de la talla de Pérez Galdós o Leopoldo Alas “Clarín”.
Algunos
elementos típicos de la narrativa realista los encontramos ya en el
romanticismo español con los cuadros de costumbres, en los que se observaba la
realidad circundante pero focalizando el interés en aquellos aspectos más
representativos de la tradición y el folclore, en lo pintoresco y distintivo.
Pero la inclinación hacia la narrativa realista en la literatura española es anterior,
sirvan como ejemplo Cervantes o la novela picaresca, uno de los géneros narrativos más
representativos del siglo de oro español.
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